Santi.

Ya hace algunas semanas que nos dejo nuestro mas admirado «super-chef», como deciamos en un post del año pasado.

Con la perspectiva que da este poco tiempo transcurrido, puedo decir que me siento realmente huérfano de cocinero.

Hay mas, lo se, y los hay buenos, también lo se; pero con Santamaría era diferente, tenia una relación especial. Y no me refiero a una relación estrictamente personal, de amigos o lo que sea; a pesar de haberlo conocido durante un increíble fin de semana que pase en su casa de Sant Celoni, el restaurante Can Fabes, autentica catedral de la gastronomía, y haber compartido un rato de sobremesa con el y su mujer después de una de las mejores comilonas de mi vida, nunca olvidare aquella suculenta pularda asada, la simpleza llevada al esplendor!!! Incluso nos indico donde ir a dar un paseo por su amado Montseny y recoger unas setas…

Mi relación con el era mas intima, pero a través de sus escritos, fuente de inspiración, no solo en mi pequeña cocina, sino también en el campo, e incluso de alguna manera en la bodega, por que en el fondo es todo lo mismo. Tengo todos sus libros, creo, uno firmado por el y he guardado celosamente en un archivo del ordenador sus artículos y recetas del Magazine de la Vanguardia, y si lo conseguía en la versión escrita también los guardaba, casi obsesión, vaya.

Su firme apuesta por lo autóctono, lo tradicional, la cocina sencilla, desnuda, sabrosa de por si y su agradable escribir siempre han sido una fuente inagotable de inspiración.

También nos deja algo muy valioso, su impronta en sus varios restaurantes, su magnifico equipo encabezado por su familia. A todos desde aquí les mando un sentidísimo abrazo y les aseguro que a mi manera el legado de Santi Santamaría también lo transmitiremos desde aquí.

Hasta siempre Santi, una gran estrella nos ilumina cada noche desde el Montseny.

Espero que seas el espejo donde se miren muchos de los que nos dedicamos a nutrir a nuestros congeneres.

Titin.