Los Australianos.

“Australia es un país demasiado alejado de todo, con un tamaño similar al de EE.UU., China o la Unión Europea, una población de sólo 22 millones de habitantes y fundamentalmente desértico, con grandes recursos naturales. Esto les obliga a mantener una capacidad semiautárquica y de flujos comerciales que, por necesidad, hacen de su balanza de pagos un elemento económico envidiable. De la misma forma supone un aislamiento a todos los niveles que les permite moverse independencia de los vaivenes del resto del mundo occidental, […]

Extrapolado a las artes, esto se traduce en los artistas toman sus influencias del exterior, pero las adaptan a su propio entorno y circunstancias, dándole una personalidad intrínseca que les diferencia del resto.[…]

Así presenta Juan Mari Iturrarte su articulo sobre Australia en el Ruta 66 (nº280) de este mes.

Esta revista de los tiempos de rock’n’roll suele acompañarme en muchos viajes (entre otras lecturas de agricultura, comics o alguna novela), pero esta vez ha sido realmente oportuna con este articulo y me ha servido de guía para conocer la escena de este país, muy, muy activa, ya de tradición.

Pero volvamos a las cosas del campo que esto no es el ipunkrock.

Esta acertada descripción, del carácter de Australia y los australianos, también se puede extrapolar perfectamente a los incomparables “farmers” de esta tierra.

Y un buen ejemplo es Phillip, sirviendo Pinot en la foto, de Curly Flat Vineyards en Lancefield, la zona de Macedon Ranges, Victoria, cerca de Melbourne. Un autentico inventor rural, muchos de estos tipos que se lanzan al campo vienen de otras actividades, como abogados, cineastas, etc. Y transforman su manera de vivir y adaptan sus conocimientos al campo, evidentemente unos con más éxito que otros, ademas de ese carácter intrínseco de los australianos, entre descubridores y supervivientes.

Phillip hace vinos con las variedades borguiñonas: chardonay, pinot noir y la mas extendida pinot grigio. Entre otros artilugios que estaba preparando un reloj solar con un mecanismo digno del mejor relojero suizo. Pero lo mas curioso unos inventos para espantar los pájaros, que aquí son realmente increíbles, te puedes encontrar por la viña desde cacatúas “cabezafuego” hasta los mas coloridos loros y unas picarazas con unos “trajes” de lo mas elegantes, el método se basa en un sistema de rayos láser que detecta cuando mas de dos pájaros entran en la viña; entonces una serie de dispositivos se ponen en marcha, cañones con gas, sonidos de pájaros depredadores, sonidos de sirenas, motos, maquinaria, perros, radios a todo volumen, etc, etc, etc, pero lo mas gracioso unos muñecos de esos que a veces ponen en las gasolineras, que se hinchan y miden unos tres metros, bueno, os podéis imaginar en la viña unos mocharros haciendo la ola… incrdibile!! Practicaba la agricultura biodinámica y no se yo que hubiese pensado Joly de toda esta maraña de rayos sobre las cepas… pero al parecer, funciona. En Corullón no creo que sea viable usar este sistema, así nos quitamos el problema de tomar la decisión, quizás me haya gustado tanto por que nosotros tenemos un buen montón de pájaros comiendo uvas… pero no son ni la mitad de exóticos! (este año Titín se ha sacado la licencia de caza y le han regalado una escopeta, a ver que tal, aunque no mate nada al menos que espante). Esta puede ser una de las ventajas de tener unas extensiones y fincas tan grandes, que facilita la realización de ciertos trabajos.

Aparte de eso, sus vinos estaban bastante ricos, sobre todo los catados en barrica, los más viejos estaban algo pasados, una tónica general en lo que fui probando por Australia. La acogida que nos dieron, muy buena, comimos una pizza con higos,  queso, albahaca y tomate, y hablamos tranquilamente durante la lluviosa tarde del domingo.

Por la mañana habíamos estado en una bodega, Bindi, que regentaba un surfero, el cual llevaba mejor la bodega que la viña. Estaba en la misma zona y también cultivaba las variedades borguiñonas, que al parecer se adaptan bien a la zona; las viñas en las dos fincas tienen menos de 20 años, así que creo que habrá que esperar para valorar, pero de lo bebido, la evolución es bastante respetable.

Estas dos visitas han sido el primer contacto contacto con el mundo rural desde que llegue, y me han hecho ver que la descripción de Iturrarte en el Ruta, se adapta como un guante a la gente del campo, que evolucionan un poco a su aire, con respecto a los europeos; ya que no tienen muchos de esos prejuicios que a nosotros nos inculca la tradición. No digo que una cosa sea mejor que la otra, la verdad es que tampoco hay por que juzgarlo, pero me ha parecido excitante (como dirían aquí) el partir de “cero” e intentar hacer algo bueno.

Como también me parece excitante el mantener una tradición que ha pasado de generación en generación durante cientos de años… y pasársela a los que vengan como mínimo igual, sin degradar, y si es posible en mejores condiciones en que llego a nosotros.

Rucio

Macedone Range

Marzo 2011