Otoño en la escuela.

 

El otoño para un viticultor llega por accidente; antes de terminar el verano te sacan de ese estado de gracia en el que se convierte la propia estación, te meten sin remedio en una vorágine de indecisiones, tensiones, ires y venires de la viña a la bodega.

De las agradables tardes de chapuzones en el rio, de las noches refrescantes en las plazas de los pueblos, de las mañanas agradables paseando por la viña comprobando que todo va bien, intentando aprender de la observación, de cómo la naturaleza influye con sus caprichos sobre el estado de las plantas, pasas a una época que me resulta muy complicado describir; es a la vez emocionante y sofocante, el trabajo continuo e intenso, que parece no acabar nunca (mes y medio, este año 2013), te llena de la misma energía que te arranca en una especie de juego al limite con la capacidad física, emocional e intelectual. Es sin duda alguna mi época “vitícola” favorita del año, LA VENDIMIA.

Y claro, un día se acaba, casi sin darte cuenta, las mañanas ya son frías, con intensos rocíos y algunas heladas tempranas; vamos, que sin poder asumir que se acaba la época de tranquilidad veraniega, llega de sopetón la época que supuestamente sirve para reflexionar, recogerse al calor de la hoguera y preparar el invierno, que sin remedio, nos llevara a otra primavera en la que de alguna manera empecemos de nuevo, otra vida, otra “añada”. Y así, sin fin.

 

De la sabiduría popular del bar del pueblo, este año me quedo con las dos grandes preguntas, la primera es de admiración “¿ya empezaste?” y cuando llega un día, cualquiera, suele coincidir con un día de lluvia mas o menos a la mitad de la cosecha, la pregunta se transforma en algo mas alarmante, incluso despectivo: “pero… ¿todavía no terminaste?”. Y así, sin fin. El viticultor que esta metido en su mundo, pensando tan sólo en elegir el mejor día para recoger el trabajo de todo el año, no tiene el beneficio de “entre tiempos”.

 

Y como, en esta escuela, principalmente somos viticultores, y en esos términos pensamos y actuamos, sin dar lugar al descanso, sin dar lugar a la reflexión ni al recogimiento, nos proponemos “empezar” el otoño de golpe, cambiando de modelo en algunas de nuestras actividades, como en el Ateneo Rural, que pasará de ser todos los primeros viernes de mes, a realizarse puntualmente cuando consigamos ofrecer una actividad digna de programar, o como el curso de iniciación a la agricultura biodinámica, que se realizara tan sólo cuando haya personas interesadas en el concepto propio de la biodinámica.

 

Con la ilusión de la vuelta de algunos de nuestros maestros favoritos, como Iban Yarza el 30 de Noviembre (abriremos la inscripción durante los próximos días), María Orzaez, Lola Fernandez, Toñi y alguna sorpresa mas. Cursos de viticultura, fruticultura, tracción animal, etc. Talleres de elaboración de pan mas prácticos y continuos (además de los de Iban, que son mas “pro” y muy limitados de plazas; por nosotros lo tendríamos aquí una vez al mes!). Talleres de cocina, jabones, conservas, alimentos fermentados… ideas hay muchas y se admiten todas las sugerencias que se os ocurran.

 

Con la firme propuesta de seguir dinamizando la vida rural de la manera que entendemos sea la mejor para el hombre y su entorno damos la bienvenida al otoño.

¡¡Seguir conectados a las novedades!!